Aun cuando me interesa mucho más desarrollar y defender una teoría acerca del significado de la Constitución que discutir lo que juristas y académicos han escrito acerca de dichos temas, debo decir algo sobre el argumento más importante de todos los que han tratado de negar mi hipótesis principal: que la Constitución tiene un significado independiente de lo que cualquiera en particular querría que tuviera. Si puedo demostrar que nadie puede negar eso con éxito, puedo continuar con la discusión de la Constitución en sí. Aquellos lectores cuya idea sobre estos asuntos se maneja más por un sentido común seguro que por doctrinas académicas o hábitos profesionales estarán de acuerdo de inmediato en que, de hecho, debemos presuponer, y así lo hacemos, un significado constitucional independiente y que las cuestiones más interesantes y difíciles conciernen al significado de la Constitución y cómo debería éste influir en las decisiones de aquellos que quieren seguirla. Sin embargo, los argumentos contra la posibilidad de un significado constitucional independiente continúan influyendo en los académicos.
Sotirios A. Barber