La teoría del acto administrativo fue, durante muchos años, el eje alrededor del cual giraba prácticamente todo el Derecho Administrativo.
En la actualidad, las finalidades que persigue el Derecho Administrativo se orientan, más que a la realización del interés público estatal, a la satisfacción de las necesidades de las personas, el respeto de su dignidad y las garantías que protegen a los ciudadanos contra las arbitrariedades de la Administración. Bien interpretado, el Derecho Administrativo es una disciplina que evita caer en los extremos de un colectivismo absorbente de la libertad y de un individualismo que desdeña la función supletoria del Estado en su faz positiva o activa.
En el Derecho Administrtivo de hoy día y, particularmente, en el campo de la teoría y del régimen del acto administrativo resulta imprescindible la observancia del Estado de Derecho y de sus principios fundamentales. Es nuestra responsabilidad continuar bregando para que los servidores públicos actúen con independencia e imparcialidad y estén al servicio del bien común.