La elaboración científica del negocio indirecto es relativamente reciente y tiene su origen en la doctrina alemana.
La primera intuición de esta figura en su aspecto meramente histórico puede remontarse a Ihering, el cual explica cómo algunos negocios de los Derechos antiguos, y especialmente del Derecho romano, presentan el aspecto común de que el acto jurídico es aplicado a fines distintos de los primitivos (negocios aparentes, Scheingeschäfte).
Solo la falta de intención engañosa diferenciaría estas figuras de la simulación, solo la preeminencia de la forma haría posible su ejecución. Por eso mismo, el fenómeno del formalismo y destinado a caer en desuso tan pronto como sobrevinieran nuevas fases de la civilización.