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Crítica demostrada según el orden geométrico

ISBN: 9788498797848

30,00 28,51 IVA incluido

Hay existencias

Peso 700 g
Fecha de Edición 29/05/2023
Plazo de entrega

24 h

Número de Edición

2

Idioma

Español

Formato

Libro

Páginas

448

Lugar de edición

MADRID

Encuadernación

Rústica

Colección

TORRE DEL AIRE TROTTA

Editorial

TROTTA, EDITORIAL

EAN

978-84-9879-784-8

Escrito literalmente intempestivo, la Ética de Baruj Spinoza (1632/1677) ha ejercido siempre, desde antes incluso de ser entregada a las prensas, una fascinación en verdad obsesiva. Para mal como para bien. Las posiciones que en ella se defienden, extrañas al sentido filosófico común de su tiempo —y todavía del nuestro—, han suscitado a la vez el más violento rechazo y la más rendida admiración. Pero quizás no tanto una comprensión cabal de sus envites. Todo lector de la Ética ha sido, sigue siendo, el lector de una filosofía por venir.

Spinoza, Baruj:
Hijo de judíos portugueses, probablemente oriundos de España, nació en Amsterdam (1632) y murió en La Haya (1677). Un hecho decidió su vida y su obra: su expulsión de la comunidad judía (1656). Su vida, porque le forzó a dejar el comercio familiar por el oficio de pulidor de lentes y el estudio. Su obra, porque su «Tratado teológico-político» (1670) es una valiente apología teórica de la libertad de expresión, tanto religiosa como política; y su «Ética» es uno de los esfuerzos más colosales por realizar una síntesis entre la filosofía clásica y la ciencia moderna. Esas dos obras han mantenido siempre viva su figura, aunque con matices muy diversos. Durante el siglo XVIII, Spinoza fue acusado de ateo por unos y leído con pasión no confesada por otros, como lo desvelaría, al fin, el célebre debate sobre el panteísmo (1785-1786). Fue en ese ambiente romántico donde, por influencia de Hegel -«o Spinoza o ninguna filosofía»-, el siglo XIX inició (1802-1803) la serie de ediciones y traducciones, estudios históricos y teóricos que aún hoy mantienen vigencia. El siglo XX analizó la obra y la doctrina spinozianas, en una labor incesante y de detalle que continúa hoy día.