La correspondencia entre Walter Benjamin y Gershom Scholem es una fuente inestimable para quien quiera conocer la amistad de estos dos pensadores en el contexto histórico e intelectual de los años 1933 a 1940. Las cartas arrojan especial luz sobre la figura de Benjamin, pues ayudan a documentar la última etapa de su vida, determinada por el exilio, las dificultades para publicar sus escritos y las penurias de la existencia material. Uno de los focos principales de la discusión con Scholem son las reflexiones sobre Kafka. Las afinidades y discrepancias del pensamiento de uno y otro se hacen tanto más patentes en este intercambio cuanto más similar es el universo de ideas filosófico-religiosas en el que se mueven sus interpretaciones divergentes.
«La obra de Kafka es una elipse, cuyos focos, muy alejados entre sí, están determinados, por un lado, por la experiencia mística (que es, sobre todo, la experiencia de la tradición), y por otro, por la experiencia del hombre moderno de la gran ciudad» (Walter Benjamin).
«¿De verdad esta obra representa para ti una ‘enfermedad de la tradición’? Yo diría que tal enfermedad reside en la naturaleza misma de la tradición mística: el que la transmisibilidad de la tradición sea lo único que se conserve vivo en ella, eso es lo natural en la decadencia de la tradición» (Gershom Scholem).