Las políticas de la identidad son la traslación a múltiples aspectos de la agenda política de las sociedades democráticas de lo que, en el ámbito académico, se conoce como la lucha por el reconocimiento –Honneth, Taylor-. Con diversas manifestaciones, la(s) identidad(es) se ha convertido en un problema político. Frente a la tentación de presentar las culturas como esencias monolíticas y estáticas, el discurso de las identidades las concibe como dinámicas, múltiples y contextuales. El objetivo del reconocimiento es proveer de mecanismos jurídicos, en función de grupo, para proteger la identidad de las minorías o acomodar a sus miembros en la diversidad multiétnica. Es de resaltar que las Teorías de la Justicia deben combinar adecuadamente el nivel de la Redistribución –que tiene como ideal la igual dignidad- y el nivel del Reconocimiento –que tiene como ideal la identidad diferenciada-, aunque ambos estén, en ocasiones, en tensión. Este libro analiza algunos conflictos, conexiones y vínculos que se establecen en el discurso de las políticas de la identidad, en relación con los ideales emancipatorios. De esta forma, se abordan un propuesta para el reconocimiento de minorías nacionales, un análisis de la identidad lingüística catalana actual y los mecanismos de asimilación, la igualdad de género en el contexto del mercado de trabajo, las tensiones entre multiculturalismo y feminismo, el enfoque español del lenguaje del odio y, finalmente, el derecho al desarrollo de los pueblos indígenas.
“¿Quien soy? ¿Quienes somos?”, la pregunta por la identidad es clave para definir las valoraciones significativas que vehiculen un sentido de pertenencia. En tiempos de globalización, la solidaridad debe ir más allá de una interpretación etnocéntrica del binomio entre identidad y alteridad. Debe ser un valor a reivindicar desde el reconocimiento, sin olvidar tampoco la redistribución.