Este libro surge de la necesidad de conferir a la programación docente el espacio que las editoriales han ido ocupando para tan importante labor, y se nutre de experiencias programadoras del propio autor, así como de profesionales vinculados a la enseñanza en distintas materias del conocimiento. Cuando el maestro en ejercicio o paciente estudiante de magisterio lea este libro, lo hago como guía que interáctua con lo que se hace en el aula del colegio, de la escuela, o con lo que se aprende en las clases de la universidad.
La experiencia que el autor trae a estas páginas son años de trabajo, tanto teórico y `ráctico, que pretende ser orientación didáctica, flexible y prescriptiva, para conocer una de las facetas más interesantes del quehacer docente: planificar, programar su propia actividad.
También discurre al argumento desde varias certidumbres constatadas desde la experiencia. El maestro programa poco, escasamente, a veces, ni programa. Ya se encargan las editoriales de presentar excelentes manuales, ricos en recursos que evidencian la incontestable seguridad que «para qué hacerlo, si ya me lo dan hecho». Es constatable pero no todo está en los libros de texto. Hay magníficas actividades didácticas que se quedan en el limbo docente porque a alguien no se le ocurre darle publicidad.
En este libro han contribuido autores desde atalayas complementarias que otean horizontes: uno, el educativo y, otro, el didáctico, algunos trabajadores desde el frío y árido norte de la teoría, que nos sirve para desbrozar el fértil y soleado sur de la práctica, donde otros se mueven con más habilidad.