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Iglesia Católica y Relaciones Internacionales. Actas del III Simposio Internacional de Derecho Concordatorio.

ISBN: 9788498364200

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Peso 1,36 g
Fecha de edición 18/11/2008
Número de Edición

1

Idioma

Formato

Páginas

628

Lugar de edición

GRANADA

Colección

DERECHO CANÓNICO Y DERECHO ECLESIÁSTICO DEL ESTADO

Encuadernación

Por tercera vez, la Universidad de Almería ha sido la sede del Simposio Internacional de Derecho concordatario, que se desarrolló entre el 7 y el 9 de noviembre de 2007. Las páginas que siguen a estas líneas son fruto del trabajo de quienes participaron en esta reunión científica, ya como ponentes, ya como autores de comunicaciones sobre el tema objeto de estudio de esta tercera edición: «Iglesia católica y relaciones internacionales». Como en los volúmenes que han precedido, en los años 2004 y 2006, a este que ahora se presenta, las ponencias figuran en el orden en el que fueron pronunciadas, puesto que con ese orden ?sin pretensiones sistemáticas, claro está? se intentó ofrecer una especie de visión panorámica de la materia de la que se trató. E, igualmente que en años anteriores, las comunicaciones se suceden según el orden que el alfabeto asigna a los apellidos de sus autores, toda vez que la única condición puesta al respecto ?aparte, como es lógico, de las de la calidad y extensión del texto? fue la de que el tema de la comunicación tuviera relación (aunque no fuera muy estrecha) con el central del simposio. Por ello, y con mayor motivo aún, el conjunto resulta tan asistemático como lo suele ser toda realidad en la que entra en juego la libre voluntad de las personas. Tanto a quienes se hicieron cargo de desarrollar las ponencias, como a quienes presentaron sus comunicaciones, los miembros del Área de Derecho eclesiástico del Estado de la Universidad de Almería les estamos muy agradecidos. En especial, deseamos manifestar ese agradecimiento a S.E.R. Mons. Manuel Monteiro de Castro, Nuncio Apostólico en España, que generosamente consiguió introducir un paréntesis académico entre sus tantas y tan importantes tareas pastorales.


El tema del papel de la Iglesia católica en las relaciones internacionales, en la actualidad tan distinto en muchos aspectos al que desarrolló durante siglos, resultó todo lo interesante que cabía esperar. Quizá convenga superar cierta dialéctica, un tanto desfasada, entre vertiente personalista y vertiente institucional, como una especie de aut-aut del Derecho eclesiástico del Estado. La presencia institucional de la Iglesia católica en los foros internacionales está vinculada a la defensa y promoción de la libertad religiosa tanto de las personas individuales como de las comunidades, sean éstas cristianas o no. A este respecto son especialmente iluminadoras las siguientes palabras de Benedicto XVI, pronunciadas ?muy pocas semanas antes a la redacción de estas líneas de presentación? en su discurso ante la Asamblea General de las Naciones Unidas, el 18 de abril de 2008: «los derechos humanos deben incluir el derecho a la libertad religiosa, entendido como expresión de una dimensión que es al mismo tiempo individual y comunitaria, una visión que manifiesta la unidad de la persona, aun distinguiendo claramente entre la dimensión de ciudadano y la de creyente. La actividad de las Naciones Unidas en los años recientes ha asegurado que el debate público ofrezca espacio a puntos de vista inspirados en una visión religiosa en todas sus dimensiones, incluyendo la de rito, culto, educación, difusión de informaciones, así como la libertad de profesar o elegir una religión. Es inconcebible, por tanto, que los creyentes tengan que suprimir una parte de sí mismos ?su fe? para ser ciudadanos activos. Nunca debería ser necesario renegar de Dios para poder gozar de los propios derechos. Los derechos asociados con la religión necesitan protección sobre todo si se los considera en conflicto con la ideología secular predominante o con posiciones de una mayoría religiosa de naturaleza exclusiva. No se puede limitar la plena garantía de la libertad religiosa al libre ejercicio del culto, sino que se ha de tener en la debida consideración la dimensión pública de la religión y, por tanto, la posibilidad de que los creyentes contribuyan a la construcción del orden social. A decir verdad, ya lo están haciendo, por ejemplo, a través de su implicación influyente y generosa en una amplia red de iniciativas, que van desde las universidades a las instituciones científicas, escuelas, centros de atención médica y a organizaciones caritativas al servicio de los más pobres y marginados. El rechazo a reconocer la contribución a la sociedad que está enraizada en la dimensión religiosa y en la búsqueda del Absoluto ?expresión por su propia naturaleza de la comunión entre personas? privilegiaría efectivamente un planteamiento individualista y fragmentaría la unidad de la persona».
Que estas interesantes cuestiones puedan ser objeto de estudio y de intercambio libre de pareceres en un clima de apertura intelectual no sería posible sin el concurso de muchas personas y entidades. Resulta grato ahora cumplir con el deber de agradecérselo. La colaboración económica de una importante entidad financiera andaluza, Unicaja, hizo posible la organización material y hacer frente a una parte importante de los gastos que toda reunión de esta naturaleza conlleva. Es de justicia decir que, dentro de esa entidad, la persona con la necesaria sensibilidad jurídica y cultural para percatarse del interés del Simposio fue D. Enrique Vázquez Moreno que se encuentra al frente de la Asesoría Jurídica de la entidad en Almería. Le agradezco a mi amigo el Profesor Álvaro Núñez, que lo es suyo, el que me lo presentara. La colaboración económica de la Fundación González Díaz, cuya labor de preservación y de fomento de un desarrollo acorde con el entorno en el Cabo de Gata es tan importante, también nos supuso una ayuda muy estimable.
El Rectorado de la Universidad de Almería, así como los Vicerrectorados de Investigación, Desarrollo e Innovación y de Cultura, Extensión Universitaria y Deporte y su Facultad de Derecho, deben ser, en este capítulo de los apoyos de carácter material, también mencionados.
En este Tercer Simposio Internacional de Derecho Concordatario, se ha consolidado un rasgo distintivo que deseamos que perdure y se consolide en las próximas ediciones: la ayuda desinteresada de alumnos de la Facultad de Derecho en una medida tal que no es exagerado decir que resultó imprescindible. Javier Ocaña se encargó, entre otras cosas, del diseño gráfico de los carteles y demás material impreso del Simposio. Laura Salinas e Itziar París, organizaron con eficacia y simpatía los aspectos relativos al transporte de los participantes en el Simposio. Las alumnas «Becarias del Espacio Europeo», Encarny Peregrina, Anto González y Mari Ángeles Peregrín se encargaron de la entrega de los materiales, de los equipos de sonido y de distintas tareas logísticas con una amabilidad y un cuidado encomiables.


Por otra parte, nos es especialmente grato hacer mención de la labor desarrollada por M.ª Carmen Caparrós ?que durante varios años ha sido becaria del Departamento y aún ahora está unida a él en su calidad de doctoranda? en la organización y desarrollo del Simposio. Sin su valiosa colaboración, llevada a cabo con un gran sentido profesional, nos hubiera mucho más difícil y complicada la puesta en marcha de esta edición del Simposio, así como de la edición anterior.
Para un Área de conocimiento que cuenta con pocos profesores, la organización bianual de un simposio de estas características supone un esfuerzo no pequeño. La satisfacción que supone el reconocimiento de ese esfuerzo por nuestros colegas, el propiciar que haya un foro de libre discusión de temas importantes de nuestra disciplina y el contar con la presencia en nuestra Universidad y en nuestra ciudad de tantos amigos compensa sobradamente ese esfuerzo.

JOSÉ M.ª VÁZQUEZ GARCÍA-PEÑUELA
Lisboa, 8 de mayo de 2008