Hostigamiento y Hábitat Social. Una Perspectiva Victimológica
Es para mi un motivo de honda satisfacción prologar esta obra, nacida en el seno de la Sociedad Andaluza de Victimología, que supone un importante paso adelante en los estudios victimológicos producidos en España. El conjunto de trabajos que en ella se reúnen aborda algunos de los temas más candentes de la realidad social. No faltan los grandes ámbitos de victimación que en las sociedades occidentales reclaman hoy mayor atención del académico, del profesional práctico o de los actores de la política criminal: las distintas formas de victimación de los menores en el contexto doméstico, la violencia contra las mujeres y la repercusión de la misma sobre víctimas indirectas, el acoso laboral, el acoso escolar y el acoso sexual.
Pero no nos encontramos tan sólo ante una sabia selección de temas de actualidad. La obra ha sido concebida y estructurada a partir de una visión del papel que corresponde a la victimología en las ciencias sociales y jurídicas y en el pensamiento de nuestros días. Los autores asumen con audacia el reto que desde hace tiempo tiene ante sí la victimología: demostrar que constituye algo más que una amalgama de conocimientos inconexos entre sí o un movimiento cívico que impulsa acciones sociales y políticas a favor de las víctimas. El examen de las victimaciones desde la idea de hábitat social suscitará estimulantes interrogantes al lector y en todo caso nos brinda la oportunidad de comprender el hecho de ser víctima desde una perspectiva distinta a la de las disciplinas académicas convencionales. Ello nos recuerda que la victimología es otra mirada, no contradictoria con otras, pero en todo caso transformadora.
En la concepción de la obra ejerce un papel relevante la definición e interpretación de la victimación en el contexto de la sociedad democrática. Ante el riesgo de una dinámica competitiva en que cada vez más individuos y colectivos parecen dispuestos a luchar por ser reconocidos como víctimas o por serlo tanto o más los unos que los otros, deviene muy necesaria la elaboración de pautas conceptuales en torno a los dos ejes definidores del habitar democrático: las ideas de libertad e igualdad. Así puede ponerse de relieve la vinculación entre hostigamiento y abuso de poder, entre acoso o agresión y derecho del ciudadano libre a convivir con sus iguales según expectativas fundadas democráticamente. Esta reflexión tiene lugar en un momento en que las expectativas de vida democrática se proyectan no sólo sobre el espacio público sino también sobre el privado. La domesticidad emerge así como escenario privilegiado de la investigación victimológica y de la política criminal, como pone de manifiesto la evolución social habida en España respecto a la lucha contra la violencia de género.
En su ambición por ofrecer una visión lo más completa e incisiva posible de la realidad de la victimación, los autores han sido conscientes de la situación de los menores como principal grupo de riesgo en el ámbito doméstico, como víctimas directas de maltrato o abuso sexual o víctimas indirectas de la violencia ejercida por el tirano doméstico contra otros miembros del grupo o del conflicto parental. También el menor como víctima es objeto de atención en el entorno escolar o en el sistema de justicia. Junto a ello, la obra se adentra en la problemática relacionada con la violencia de género y la respuesta social ante la misma, con especial referencia, en el ámbito jurídico, a lo relacionado con las órdenes de protección, generadoras de serias dificultades en su aplicación y ejecución. Por otra parte, el importante papel del entorno laboral como espacio de socialización y habitar democrático en una sociedad que tiende a un creciente individualismo y debilitamiento de otros ámbitos sociales, como la familia o la comunidad local, se refleja en la atención prestada al acoso laboral y sexual.
La Justicia restauradora representa en la obra algo más que un capítulo. La presencia de este tema a título conclusivo expresa bien la vinculación del mismo con los temas precedentes y algunos de los trabajos son diáfanos a la hora de recordar las posibilidades de las técnicas restaurativas también en ámbitos como la violencia de género, en que el legislador ha optado por cerrar puertas, obrando al dictado del miedo y de la visceralidad de ciertos sectores sociales antes que desde la sensatez y la racionalidad ordenadora. Son frecuentes las opiniones que confunden los objetivos y la articulación jurídica de las técnicas de la resolución extrajudicial de conflictos en el ámbito penal con los objetivos y la técnica de la mediación familiar. El equívoco debe hallar respuesta clara. La finalidad de la mediación penal, aunque a menudo se utilice la expresión conciliación entre autor y víctima para referirse a ella, no es la reconciliación de la pareja sino la gestión pacífica del conflicto con particular consideración a la reparación y a la situación de las víctimas directas o indirectas.
Me queda sólo, por último, felicitar al equipo de autores y de modo especial a la coordinadora, la Dra Myriam Herrera, presidenta de la Sociedad andaluza de victimología, quien ha demostrado ya por otras vías su trabajo tenaz en estas cuestiones, como refleja su monografía, de reciente aparición, sobre el asedio inmobiliario de ancianos. Su encomiable labor de impulso y coordinación de esta obra se verá sin duda premiada por el interés que la misma despertará en los lectores.
JOSEP M.ª TAMARIT SUMALLA
Catedrático de Derecho penal de la Universidad de Lleida y Presidente
de la Sociedad científica española de victimología (SEV)
