1ª Edición, Marzo 2013
Ediciones DAURO
SINOPSIS
Cuando un niño se asoma a la vida, todo le parece extraordinario y maravilloso. No deja de sorprenderse por cada nueva cosa que ve o cada nueva sensación que experimenta. Luego crece y pierde su capacidad de asombro.
Se amolda a la realidad de las cosas y a la rutina de la vida, y deja de hacerse las preguntas que más íntimamente le atañen. Es posible que a lo largo de su vida acumule gran cantidad de conocimientos y sea siempre un ignorante, porque la verdadera sabiduría no consiste en saber muchas cosas, sino en saber vivir, en saber vivir con sentido. ¿Pero cuál es el sentido de su vida?
Para el creyente, la vida tiene un sentido claro que trasciende a la muerte. ¿Pero qué sentido tiene para los que no creen, o no creen del todo, o para los indiferentes? ¿Qué sentido puede tener para ellos una vida con la perspectiva cierta de la muerte?… Jean Paul Sartre afirma que el mundo es absurdo, que no existe la naturaleza humana ni un sentido general de la vida. Pero añade que «la vida de cada hombre debe tener un sentido, y es cada uno quien tiene que dárselo».