Derechos Constitucionales y Formas Políticas. Actas del Congreso sobre derechos constitucionales y Estado Autonómico
DERECHOS CONSTITUCIONALES Y FORMAS POLÍTICAS.
ACTAS DEL CONGRESO SOBRE DERECHOS CONSTITUCIONALES Y ESTADO AUTONÓMICO.
Esta obra recoge los trabajos presentados por los participantes en el Congreso Derechos constitucionales y Estado autonómico, celebrado en Tarragona y Barcelona en octubre de 1999, y que fue organizado por el Grupo de Estudios sobre la Forma de estado, que agrupa a profesores de Derecho Constitucional de las Universidades de Barcelona, Rovira i Virgili, Girona y Autónoma de Barcelona.
El hilo conductor de la obra es la incidencia de los derechos fundamentales en un Estado compuesto como es el derivado de la Constitución de 1978 y también abierto al ordenamiento comunitario. Igualmente se han incorporado en este libro los análisis de experiencias comparadas diferentes a la nuestra para poder aportar al lector un panorama más completo de la problemática que suscita la regulación y la protección de los derechos constitucionales en un ordenamiento jurídico compuesto.
MIGUEL ANGEL APARICIO
El profesor Aparicio reunía dos características. La primera es que sabía mucho derecho público: antes de dedicarse a la docencia, había sido letrado, por oposición, en los ayuntamientos de Badalona y Barcelona. La segunda es que tenía un gran bagaje de lecturas de los clásicos del pensamiento político. Por eso era fácil ver en él a un maestro. No solo lo parecía: lo era. Las lecturas que recomendaba eran de las que dejan poso, como ocurría con sus charlas. Porque si se le planteaba un problema, además de aportar una solución, hacía consideraciones que impulsaban a ir más allá. Enseñaba el valor de las preguntas y la importancia de formularlas con lucidez, como la vía para llegar a respuestas.
Se dedicó en cuerpo y alma a su trabajo universitario, como docente e investigador. También consideró que su tarea era mejorar las condiciones de trabajo, estudio e investigación de la Facultad, de la que fue decano entre 2001 y 2008. Porque su carácter tenía una dimensión solidaria que empezaba por su entorno cotidiano, y que en los años del franquismo se manifestó en su militancia política. No fueron cosas desconectadas, sino la expresión de un profundo sentido de la justicia.
Kirchmann, un jurista alemán del siglo XIX, afirmaba que bastan unas palabras del legislador para convertir bibliotecas enteras en pasta de papel. Esa afirmación provocativa tiene una parte de verdad, pues muchas monografías pierden interés al desaparecer las leyes que analizaban. Pero eso no vale para la influencia de los maestros como Miguel Ángel Aparicio.
Fue pionero en la investigación del Poder Judicial en España. Estudió los derechos sociales y el autogobierno de Cataluña desde sus primeros pasos en 1979 y publicó trabajos de teoría constitucional. Todos siguen siendo valiosos por el rigor desplegado en el análisis. Y ese legado no es solo para la comunidad de los estudiosos del derecho constitucional, porque alcanza hasta donde haga falta comprender el significado de la Constitución. Como nos enseñó Miguel Ángel Aparicio, en ella hay reglas para la vida política, un proyecto de sociedad y algunas promesas de justicia. No es un instrumento para la lucha partidista. Tampoco un elemento inocuo en las tensiones sociales, ni se confunde con sus caricaturas interesadas. El profesor Aparicio supo verlo y explicarlo, y queda su obra y su ejemplo. Es mucho, pero, aun así, echaremos de menos su generosa amistad.