Un pastor saharaui de mediana edad, cuya existencia solo le procuró sinsabores y miserias, decidió emprender la aventura de la emigración hacia tierras más prósperas con el propósito, nada desdeñable, de hacerse rico. Un buen día, cuando le llegó una escasa herencia pero suficiente para pagar el precio de la travesía marítima, se embarcó con un grupo de soñadores, alguno de ellos compatriotas, en lo que sería la gran odisea de su vida. Un viaje inquietante con un final trágico, para unos más que para otros, los arribó a costas españolas. Bajo la recomendación del inmisericorde capitán de la embarcación, quienes consiguieron poner los pies en la orilla, se dispersaron para tener más posibilidades de escapar a los controles de los guardacostas.
El protagonista de esta aventura, sin quererlo ni pensarlo, solo por el incierto empeño que brinda el azar y porque salió del agua aturdido, se quedó en la playa, lo que lii hizo coincidir con una familia de veraneantes empáticos que lo auxiliaron en un primer momento.
A partir de aquí, el pastor sahraui, Rufo, vivirá sorpresivas y disparatadas aventuras y vicisitudes que le harán dudar de si lo que le acontece no son más que espejismos de ciudad y si su decisión de escapar de su tierra fue acertada.
La narración está marcada por la ternura e ironía que invitan a la reflexión, y por un ritmo que no decae.