Los cambios en la orientación del voto, la corrupción y el problema territorial son causas que amenazan a la democracia española. Por primera vez desde 1978, los partidos políticos no han conseguido formar Gobierno en el Congreso de los Diputados hasta pasados 329 días y dos elecciones a Cortes, lo que ha supuesto una gran inestabilidad de nuestro sistema político.
Por su parte, la corrupción y las malas prácticas se han instalado en las instituciones, administraciones y partidos políticos.
El otro gran problema de España, el territorial, camina hacia un callejón sin salida. No hay puentes de entendimiento ni interés en las partes por llegar a algún acuerdo. El autor cree que en España se ha iniciado una crisis de consecuencias imprevisibles, y piensa que reformando la Constitución del 78 atajaríamos en parte estos males.