Concurso de Acreedores
El Concurso de Acreedores es un procedimiento legal que se utiliza cuando una empresa o persona física se encuentra en situación de insolvencia y no puede hacer frente a sus deudas. Su objetivo es reestructurar o liquidar el patrimonio del deudor para satisfacer, de manera proporcional, a los acreedores. Este procedimiento se regula principalmente por la ley concursal de cada país, y tiene como fin alcanzar una solución ordenada que permita a los acreedores recibir lo que les corresponde, mientras que el deudor tiene la oportunidad de superar su crisis económica.
El concurso puede ser voluntario o necesario.
Concurso voluntario, el propio deudor solicita la declaración de insolvencia. En el concurso necesario, son los propios acreedores quienes inician el procedimiento, al considerar que el deudor no puede hacer frente a sus compromisos.
En ambos casos, se busca una solución equitativa que permita salvar el mayor valor posible de la empresa o el patrimonio del deudor, respetando los derechos de los acreedores.
Durante el proceso, se nombra un administrador concursal que supervisa la situación financiera del deudor y gestiona el reparto de los activos para satisfacer a los acreedores. Existen varias formas de resolver el concurso: una restructuración de deudas o, en casos más extremos, la liquidación de los activos de la empresa o persona insolvente.
El concurso de acreedores tiene un impacto importante tanto en el deudor como en los acreedores. En el caso de la persona o empresa que se acoge al concurso, puede conseguir una segunda oportunidad para reestructurar su deuda y continuar operando. Para los acreedores, el concurso representa una vía legal para intentar recuperar la mayor cantidad de dinero posible, dentro de los límites establecidos por la ley concursal.