Miguel de Unamuno distinguía entre la Historia y la Intrahisstoria. La Historia es lo superficial, lo anecdótico, el oleaje de la superficie del mar. La intrahistoria en cambio son las corrientes profundas de los mares que actúan constantemente con fuerza imparable, ocultas a los ojos superficiales pero arrastrando consigo en sus inercias -lentas a veces, pero siempre irrefrenables- todo lo demás.
De igual forma podríamos distinguir nosotros entre la Economía e Intraeconomía. La Economía sería lo superficial y aparente. DAmos muchas veces importancia vital a lo anecdótico, a las ocurrencias de este o aquel político o responsable económico y financiero, o damos carta de naturaleza sustancial al rumor, al titular económico oportunista y al chisme ocurrente.
Se reflelxiona en cambio mucho menos sobre la Intraeconomía. Esta a veces ni siquiera la consideramos porque la desconocemos. Estudiamos mucho menos si nuestros grandes principios y reglas sobre los que actuamos son los idóneos y nos llevan por el camino acertado, o si, por el contrario, son erróneos y nos arrastran irrefrenablemente hacia el abismo.
En este libro se pretende hablar de la Intraeconomía. Sin dejar de comentar tantas cosas de la Economía, se intenta investigar en esas causas profundas de las crisis y en esas fuentes del error o del acierto que se pueden atisbar en lo fundamental.
