Los vecinos del señor G., que lo consideraban una persona tranquila y agradable, ahora creen que se ha vuelto loco: ¿por qué quiere plantar una semilla en medio del desierto? ¿Por qué afirma que esta planta romperá el silencio, cuando?todo el mundo sabe que las plantas no cantan, ni habla. El señor G. no los escucha y sigue ocupándose de su semilla y llega incluso a renunciar a una parte de su agua para regarlaHasta que un día un improviso»plop!» anuncia el nacimiento de una planta, que enseguida se llenará de flores. De inmediato una bandada de pájaros aparece de la nada, se sube a la planta y da el concierto más hermoso que jamás se haya escuchado.
Con el señor G. el ilustrador Gustavo Roldan nos muestra que de los gestos más pequeños surgen las grandes cosas y que los sueños, a veces, son mucho más que eso.