En este libro los autores asumen que seguiremos compartiendo moneda -con las características del euro- con nuestros principales socios comerciales, y es en ese entorno en el que se analizan cuáles deberían ser algunas de las principales características de nuestra política económica en un contexto de prolongada expansión económica.
A lo largo de esta obra se analizan las diferentes fases de expansión y de crisis de la economía española y se comparan con el comportamiento de la economía europea. Una de las conclusiones que se apuntan es que la orientación de la política económica en las fases de expansión tiene una gran capacidad explicativa sobre nuestro comportamiento comparado en las fases de crisis que les suceden.
Una de las principales recomendaciones -ser extremadamente rigurosos en los gastos públicos- es muy fácil de enunciar y también de argumentar pero presenta muchas complicaciones para que pueda mantenerse en vigor después de varios años de prosperidad. Por eso es necesario adoptar medidas adicionales a la de su mera enunciación para dotarlas de credibilidad.
Asimismo, se debe avanzar en otras políticas de reforma, entre ellas la de la Administración Pública -que debe entenderse como una tarea continuada en el tiempo- o las reformas en los mercados de factores, principalmente el laboral, que deberían permitir incrementar la flexibilidad y la capacidad de adaptación de nuestra economía. Todo ello se plantea dentro del contexto del elevado desempleo que, aunque reduciéndose, seguirá siendo el principal problema de la economía