Ser abogado no es una tarea sencilla. Exige tener una gran capacidad de concentración y de juicio; capacidad de análisis y para realizar esfuerzos prolongados; el sentido del peligro desarrollado; capacidad de atención en condiciones que habitualmente desconcentrarían a cualquiera; capacidad de exposición escrita y oral; psicología cotidiana; visión estratégica de los asuntos; valor, etc., etc., etc. No es trabajo ni para tontos, ni para blandengues. Con el tiempo los abogados vamos desarrollando la habilidad de hacer todas esas labores con más o menos soltura y confianza, aunque, “siempre queda algo por aprender”.
Con el texto que tiene en sus manos pretendemos facilitar la vida de aquellos que quieren esforzarse en aprender a ser buenos abogados. Su objetivo es trasladar a nuestra práctica las técnicas que los abogados americanos han ido desarrollando para interrogar a testigos contrarios (cross-examination), testigos propios (direct examination), interrogatorio de peritos (expert witnesses), conclusiones, demandas, contestación, etc. Así como proporcionar la bibliografía (americana) que permitirá al interesado mejorar sus capacidades como abogado.