En una sociedad en la que las fronteras aparecen cada vez más diluidas, las diferencias idiomáticas permanecen a lo largo de los territorios. El acceso al proceso judicial en cualquier lugar es un derecho fundamental que sólo puede cumplirse en la medida en la que se conocen derechos, funcionamiento, repercusiones o efectos de las decisiones de carácter procesal.
La obra cuenta con el aporte práctico de quienes ejercen el día a día ante los tribunales, y la visión académica, tanto de traductores e intérpretes como de juristas, lo que le dota de una perspectiva completa.
Por otro lado, extiende su análisis desde fases preprocesales de asesoramiento, hasta el juicio oral, pasando por la detención y la adopción de diligencias en fase de instrucción. Además, se incorpora como objeto de estudio el reconocimiento del derecho de información, que sólo puede hacerse efectivo en la medida en que se conoce el idioma en que se desarrollan las actuaciones, sin olvidar tampoco a la víctima de delitos, titular del derecho fundamental a la traducción e interpretación, y su acceso a la información.