Este libro estudia el modo en que la sociedad occidental ha asimilado social y políticamente la teoría moderna de los derechos humanos. La mentalidad hoy dominante, al separar derechos y deberes, ha distorsionado la concepción global de la ética y, por tanto, la imagen equilibrada del ser humano.
La inflación del sentimiento reivindicatorio de los propios derechos y la debilidad del sentimiento del deber en la mentalidad social dominante son estudiados en clave psicológica y sociológica, así como desde el punto de vista de la crítica de las ideologías.
Se distingue el fundamento relativo o político de los derechos, que no puede ser otro que el consenso racional, del fundamento absoluto o moral, radicado en la idea de autorrealización personal entendida como realización de un orden de valores.
El principio de felicidad (utilitarista e individualista) ha de ser sustituido por el principio de responsabilidad (solidario y universalista). Es el momento de tomarnos la ética en serio, como una auténtica necesidad del mundo actual.