Firmemente convencido de la existencia de una cultura matriarcal en el área egea, cuyos restos visibles más importantes permanecen en la isla de Creta, Bernardo Souvirón aborda en este libro los mecanismos que se utilizaron para sustituirla por un nuevo paradigma basado en el predominio del varón y de la guerra.
En lo que representa un viaje personal por el alba de occidente, el autor examina de forma amena y original los mitos y la mentalidad que se desprenden de esas obras capitales que son la «Ilíada» y la «Odisea». Los indicios que de este modo salen a la luz permiten postular sólidamente que las monarquías micénicas que dominaron la antigua Grecia, le dieron forma y desembocaron con el tiempo en la democracia ateniense, fundaron los cimientos de la sociedad occidental en la que vivimos hoy, inadvertidamente, como verdaderos hijos de Homero.
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