La ciencia es posiblemente la gran asignatura pendiente de España. En los últimos dos siglos, el intento de instituir y consolidar un sistema de producción científica provechoso ha supuesto para este país un camino lleno de altibajos. Puede decirse que, desde la restauración absolutista de Fernando VII hasta los sustanciales recortes en I+D producidos en los últimos años a raíz de la Gran Recesión de 2008, pasando por el nacionalcatolicismo franquista o la resistencia de los sectores tradicionalistas respecto a la modernidad y la precariedad de los recursos destinados a la educación y la ciencia, han sido los principales factores que nos han mantenido rezagados respecto a nuestros vecinos europeos en cuestiones de ciencia y tecnología.
Sin embargo, el recorrido histórico efectuado en este libro no se centra solo en las sombras del proceso, sino que resalta también sus luces, de las cuales los principales responsables han sido entidades como la Institución Libre de Enseñanza, la Junta para la Ampliación de Estudios y, tras el restablecimiento de la democracia, las universidades públicas, el Consejo Superior de Investigaciones Científicas y los organismos públicos de investigación.
En una coyuntura como la actual, España no puede permitirse más oportunidades perdidas, pues con toda seguridad su presente y su futuro dependerán de la consolidación de un sistema de ciencia y tecnología potente e internacionalizado. La sociedad que no apueste por la ciencia hipotecará su presente y perderá el futuro.
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