La actual crisis política ucraniana ha sido presentada en el mundo occidental como una especie de lucha entre unos opositores defensores de la libertad y, por ende, de la democracia, y un gobierno, el de Yanukóvich, corrupto y tirano. La realidad es. sin embargo. muy distinta. pues los que lideraban las manifestaciones en el denominado «Euromaidán» eran en buena parte grupos radicales ucranianos ya conocidos. Que el gobierno de Yanukóvich fuera corrupto. no hay muchas dudas. pero desde que Ucrania obtuvo la independencia tras la desmembración de la URSS ¿ha habido algún gobierno en Ucrania que no lo fuera? Desde esta perspectiva. con el fin de que esta crisis no se convierta en realidad en una nueva «guerra fría», aunque con sus propias peculiaridades.
Hay que olvidar esa dicotomía de la que tanto se habla últimamente en Ucrania de forma excluyente entre ser ucraniano prorruso o ucraniano nacionalista. Hasta que esto no ocurra. será difícil borrar los estigmas que esta crisis. que nunca debía haber ocurrido. ha generado. Si esto no se consigue. las heridas seguirán abiertas y las consecuencias tardarán en borrarse. Dicho esto, la UE que reconoció su fracaso en el papel desempeñado en los conflictos desarrollados en la antigua Yugoslavia, debería hacerlo aquí también. Parece que la lección no se ha aprendido …. pero mientras tanto Rusia ya se ha tomado la revancha de Kosovo. tanto en Georgia como ahora en Ucrania con Erimca. y es que tanta «turpitudo» junta es difícil de encontrar. Desde esta perspectiva, es evidente que no se ha sabido sacar las lecciones del pasado y se ha comprometido el futuro …. Sin embargo, nunca habrá que olvidar que esta crisis ucraniana, con sus sanciones económicas a determinados oligarcas y personalidades rusas, parece poner de relieve. que no hay mucha diferencia entre los oligarcas rusos y las transnacionales europeas.