CUANDO EL 12 DE OCTUBRE DE 1936 el militar rebelde Millan Astray se enfrentó a Miguel de Unamuno en el paraninfo de la Universidad de Salamanca, resumió con su grito de rabia todo un programa que el fascismo español llevaba ya meses poniendo en práctica en todo el territorio conquistado. Gritó «Mueran los intelectuales traidores», entendiendo por traición lo que precisamente constituye la esencia del papel social del intelectual, esto es, la perspectiva crítica y el compromiso con el pueblo. Fue ese plan de exterminio de la razón crítica el que arrasó, como un vendaval de fuego y muerte, a los mejores y más activos representantes de la vida cultural granadina, desde figuras señeras como Federico García Lorca, el rector Salvador Vila Hernández, el ingeniero Juan José de Santa Cruz o el propio Constantino – Ruiz Carnero, hasta cientos de personas anónimas o menos conocidas -aestros, periodistas, librepensadores-, pero igualmente importantes como agentes generadores de esa cultura viva que la Segunda República procuró difundir para transformar la vieja piel de toro en una nación nueva y más justa. Francisco Vigueras singulariza y ejemplifica con rigor y amenidad todo este proceso de destrucción física de la vida cultural republicana, trazando en este libro los rasgos vitales e intelectuales de uno de sus más destacados representantes, a la vez que nos ofrece la rica trama de producción artística, científica y literaria de la Granada del primer tercio del siglo XX, con todas sus dificultades y estrecheces, pero llena a la vez de talento creativo y compromiso humano. Con notable pericia en el uso de las fuentes de archivo y hemeroteca, el autor acierta en la difícil tarea de combinar y relacionar la vida, la obra y la muerte de Constantino Ruiz Carnero, con el devenir de la sociedad granadina a la que tanto amaba el gran periodista, creando así la base explicativa del propio destino del director de El Defensor, compartido amargamente por miles de intelectuales y trabajadores, a partir del 20 de julio en la ciudad de Granada.
Pero este no es sólo un libro que deba interesar a los ciudadanos y ciudadanas de la ciudad de la Alhambra. En la personalidad de Constantino Ruiz Romero se encuentran sintetizados rasgos de los miles de intelectuales y creadores que vigorizaron la cultura española de los años 30, y que tuvo su mejor expresión pública en la Agrupación al Servicio de la República, cuyo manifiesto fundacional llamaba a la movilización a todos los españoles de oficio intelectual para que formen un copioso contingente de propagandistas y defensores de la República española. Del mismo modo, el tsunami de violencia que transformó a una ciudad viva, creadora y esperanzada en un páramo gris y culturalmente muerto, se repitió igualmente en todas las ciudades que iban quedando en la retaguardia franquista, hasta convertir a España entera en un territorio mitad cuartel y mitad cárcel. Por estas dos razones, el relato que compone Francisco Vigueras en estas páginas no sólo sirve para reivindicar la obra y el compromiso del gran periodista Constantino Ruiz Carnero, o para conocer el brillante panorama cultural granadino del periodo, sino que también ofrece a cualquier lector interesado claves explicativas generalizables al conjunto de la España republicana de lo que supuso el papel de los intelectuales, de la ebullición cultural de aquellos años y, tristemente, de cómo todo esto fue brutalmente truncado por el golpe de estado militar y la consiguiente guerra civil.
Un objetivo fundamental de la política pública de Memoria Democrática que actualmente impulsa el gobierno de la Junta de Andalucía, consiste en responder al Derecho a la Verdad que toda sociedad ostenta, en relación al conocimiento veraz de su pasado reciente y, en el caso español, de lo que supuso para la ciudadanía el largo ciclo de violencia y represión que trajo el franquismo. Este libro contribuye de modo significativo a avanzar en este camino de alcanzar y difundir la verdad histórica. Por ello, y por los indudables méritos historiográficos que encierra, vaya desde aquí la felicitación al autor, y más allá, la enhorabuena a todos los lectores y lectoras que sin duda van a disfrutar de su contenido y a aumentar su conocimiento de ese periodo de la historia de Granada, de Andalucía y de España, que, de un modo u otro, aún sigue marcando nuestro presente.