Este libro cuestiona la visión de España como un país atrasado y aislado de Europa, incapaz de modernizarse. Para ello, rastrea la difusión de las ideas democráticas y el asociacionismo republicano en el este de Andalucía entre 1854 y 1875. Centrándose especialmente en el caso de Loja (Granada), la obra demuestra que España demostró el mismo entusiasmo democrático y los mismos grados de politización que el resto de países europeos durante el siglo XIX.
Los demócratas de las pequeñas ciudades andaluzas lograron transmitir sus ideas a gran parte de la población, haciéndoles participar en la modernización política que llevaba al nacimiento de la democracia. Lo lograron a través de la prensa, la organización de sociedades secretas para extender sus apoyos sociales y participar en las elecciones, levantamientos populares (la mayoría fracasados), y tomando como modelo el caso del regenerador Risorgimento italiano. Así, en las dos décadas que precedieron a la Revolución Gloriosa de 1868, España pasó de ser un estado de notables a participar en la política moderna.
La obra analiza el despertar político del pueblo español reconstruyendo la rivalidad existente entre dos vecinos de la segunda ciudad más importante de la provincia de Granada de entonces: Loja. La vida del jefe conservador, el general Ramón María Narváez, Duque de Valencia, nombrado siete veces presidente del gobierno por Isabel II, y Rafael Pérez del Álamo, un veterinario y herrero que en julio de 1861 encabezó el primer levantamiento civil y socialista, reflejan el enfrentamiento entre dos visiones distintas de la modernidad política que dividió a España y a Andalucía durante el siglo XIX, y que tendría tan trágicas consecuencias durante el XX.