A partir de la primera mitad del siglo XIX, los signos de debilidad y decadencia de la última dinastía imperial china, la Qing (1644-1911), son cada vez más evidentes. El Tratado de Nanjing (1842) es el primero de los muchos tratados desiguales que la dinastía Qing se vio obligada a firmar con diferentes países occidentales. En todos los tratados, un denominador común: la aceptación y adecuación de los chinos a las exigencias de los extranjeros.
En un contexto claro de crisis y de degradación continua en el que las finanzas del Estado cada vez eran más deficitarias, la corrupción mayor, el clima social más enrarecido, los levantamientos más frecuentes y la presión exterior cada vez más agresiva, la dinastía Qing acabó perdiendo por completo tanto el control del territorio como el apoyo del tejido social. En 1911, tras varios intentos previos fallidos, los movimientos revolucionarios terminaron por sumarse hasta afectar a buena parte de las provincias y alcanzar el éxito. Sun Yat-sen (1866-1925), esencial para entender este período, pudo regresar a tiempo del extranjero para ser elegido presidente de la República de China.
En este capítulo se realizará un breve recorrido histórico desde las guerras del opio hasta la revolución de 1911, liderada por Sun Yat-sen, teniendo en cuenta algunas de las muchas rebeliones internas que azotaron el país y presentando el movimiento de restauración que, como último intento, la ya moribunda dinastía Qing quiso llevar a cabo.
El autor de China 1911 : El fin de la era imperial es Anna … [et Al.] Busquets Alemany, el director de este libro es Javier Martín Rios, el libro está escrito en Español y su encuadernación es Rústica. Esta publicación tiene ciento dos páginas.