1ª Edición, Junio 2013
Editorial COMARES
SINOPSIS
Vivimos en un mundo, en un sistema, que, a poco que uno se pare a pensar, se advierte está tremendamente deshumanizado, envuelto, de algún modo, en un proceso de descomposición preocupante. Ante tales circunstancias, contemplar el concepto primario de justicia en el seno de las relaciones internacionales es una tarea harto compleja, éstas constituyen un maremágnum difícil de asimilar, con mezcla a gran escala de pugnas territoriales, luchas de poder y, sobre todo, intereses económicos globales.
Nos movemos en un escenario en el que pocos Estados están dispuestos a ceder su soberanía y donde llegar a acuerdos globales en el ámbito de la defensa y protección de los derechos y valores esenciales es algo poco frecuente.
Un hecho significativo, además, es que algunos actores de importancia capital en la geopolítica planetaria, como el caso de Estados Unidos o China, no están por la labor de otorgar a la justicia un papel destacado y prioritario.
Todo esto nos lleva a casos tan flagrantes como el de Pinochet o la dictadura de Videla en Argentina, las víctimas del franquismo en España o los terribles sucesos acaecidos en la antigua Yugoslavia, en definitiva, situaciones cuya gravedad no es discutible y atrocidades perpetradas fundamentalmente por dirigentes políticos y militares que el concierto internacional conoce a la perfección y a las que se ha dado suficiente amparo mediático y que, paradójicamente, han supuesto un inmejorable escaparate histórico donde apreciar la impunidad en la que han quedado la mayoría de sus principales causantes.