Es un lugar común denunciar el exceso de legislación y de normativa en general, siendo muy variadas las imágenes con las que se ha querido describir esta situación de hipertrofia legislativa: explosión, inflación, contaminación legislativa, legislación motorizada, elefantiasis legislativa…
En el estado actual del ordenamiento -complejo, confuso y disperso-, cobran mayor valor los intensos doctrinales de introducir elementos de clarificación o formular propuestas para su mejora. En esta última dirección ha de situarse el estudio, cuyo origen se encuentra en un trabajo de Derecho Parlamentario, Elecciones y Estudios legislativos impartido en la Facultad de Derecho de la Universidad Complutense.
Su autor se sitúa en la fase prelegislativa en materia penal, en la que deben hallar un equilibrio la voluntad política de reforma y las exigencias de la seguridad jurídica, y profundiza en la participación de la Comisión General de Codificación en las reformas penales. Del análisis se deduce la necesidad de sacar mayor partido a este órgano -cuya excelente labor en favor de la calidad de los anteproyectos de ley me consta- en materia que nos ocupa. Muchas veces no es preciso crear o duplicar órganos, sino aprovechar los que ya existen, en particular los que tienen una composición y orientación marcadamente técnicas.
Esperamos que la lectura de trabajos como el presente ayude a reflexionar sobre el objeto -mejorar la calidad de la ley y la coherencia del ordenamiento- y algunos instrumentos que pueden coayudar a su consecución…