¡Estoy aquí!
La soledad, el silencio, suenan y ocupan cada uno de los renglones que la autora va depositando golpe a golpe, tiempo a tiempo. Pura experiencia de la vida que fluye hacia la nada y hacia todo. De repente una flor, un trino, la observación mística de lo más pequeño hace situarse a la autora o su personaje, en una perspectiva donde el tiempo no es ni primera ni tercera edad, es nada más y nada menos que la materia de los sueños, el recuerdo. Al fondo un barco se lleva, arrebata cada una de las personas que llenan la vida de la protagonista.