Fin del clasicismo
En cualquier formación filosófica Hegel suele ser la eterna asignatura pendiente. Sin embargo lo peor no es la famosa obscuridad de su sistema sino la distancia que nos separa de él casi en todo. Esa distancia es más objetivable en el caso de sus ideas científicas, que hacen evidente el punto débil de la especulación hegeliana, o en el de una formación clásica y escolástica que hemos dejado de compartir con él. Si, en cambio, las ideas políticas de Hegel nos parecen extrañamente confusas, ello se debe en parte a una inesperada cercanía de su situación histórica con la nuestra.
Seguramente comprender a Hegel requiere un esfuerzo de reflexión sobre el mismo indagador, sobre lo que uno busca y hace cuando trata de leerlo, en último término un replanteamiento de lo que son y significan hoy, en el mundo postmoderno, la historia, el pasado. Ni su recuperación estética ni una reelaboración inmediata de Hegel en clave religiosa pueden salvar el paso implacable del tiempo transcurrido. El mismo oficio de historiador de la filosofía debe tomarse como objeto de historia, si quiere darse cuenta de sus límites y posible sentido.
Fin del clasicismo Tesis fundamental de este libro es que la filosofía de Hegel, lejos de constituir la culminación de la metafísica occidental, es más bien un intento de «restaurarla» tras su destrucción. Sin embargo la riqueza de dimensiones de esa especulación hegeliana hace imposible que un solo término dé cuenta de ella. Se trata también de explorar el enorme contenido condensado en un sistema que anticipa nuestro presente tardocapitalista desde la perspectiva de la eternidad.