El socratismo como fenómeno histórico es indisociable de la singularísima rareza de su (involuntario) fundador, el cual atraía a unos con la misma fuerza con que repelía a otros, provocando tanto la adhesión entusiasta como la condena militante. Sócrates era en efecto, a los ojos de sus contemporáneos, alguien indefinible e inclasificable: un «átopos». El reto que dejó pendiente a sus seguidores fue mantener a salvo la conmoción filosófica despertada por esa singularidad. Tal fue el origen del extraordinario y novísimo fenómeno cultural de los «diálogos socráticos».
La presente obra busca dar cuenta de la fascinación y la conmoción despertadas por Sócrates y contraponer la «atopía» socrática a lo que la historia no para de hacer con él cuando intenta, paradójicamente, dar coherencia a su rareza. Abriendo así la perspectiva epocal que, en diversos momentos históricos, traslucen las representaciones literarias, filosóficas y artísticas de Sócrates, pretende recoger el continuamente fracasado intento de explicar el mito fundador de la filosofía.