Saber del deseo Releer a Aristóteles
El título de este ensayo apela, de manera directa y consciente, a ese saber que Aristóteles quiso exponer y culminar en los escritos que integran su «Metafísica», un saber del que había hablado enfáticamente, en su primera línea, al decir que «todos los hombres desean, por naturaleza, saber». En su casi escultórica rotundidad, la frase es categórica y diáfana: estipula la existencia de un ‘deseo’ específicamente definido por su objeto, ‘el saber’, y afirma, además, que ese deseo es patrimonio común y universal de ‘todos los hombres’, porque se da en ellos en virtud de un inapelable principio de necesidad, a saber ‘por naturaleza’.
Pero en este título (El saber del deseo) se encierra, sin embargo, una solapada e intencionada ambigüedad. Podría, en efecto, darse el caso de que la efectiva y concreta elaboración de ese saber nos informara al mismo tiempo acerca de la naturaleza del propio deseo, de ese deseo que se nos da como motor inicial de la búsqueda del saber/conocer, y que incluso nos informara sobre tal deseo más aún que acerca del saber deseado. Con ello, la inicial especulación sobre la naturaleza del saber resultaría, a partir de cierto punto, un cierto saber acerca del ‘deseo-natural-de-saber’. Es decir, podría darse el caso de que nuestro análisis del ‘saber deseado’ llegara a ser, simultánea o consecutivamente, un ‘saber’ sobre el ‘deseo del saber/conocer’.
El título puede, pues, ser leído en ambas direcciones: como una indagación sobre el ‘saber deseado’ y como una aproximación a un ‘saber del deseo’. De ese modo, Aristóteles –y este peculiar comentario de su «Metafísica» que ofrecemos con este libro– aparecería, bajo ese nuevo prisma, invitándonos a un apasionante recorrido: releer los fundamentos de su obra desde unas claves hasta ahora casi por completo desatendidas.