Por primera vez se recogen juntos en lengua castellana los dos discursos pronunciados por Jacques Derrida con motivo del fallecimiento de su colega Emmanuel Lévinas. En sus intervenciones, Derrida, creador y máximo exponente del llamado movimiento «deconstruccionista», desglosa la obra de Lévinas, recorriendo las grandes líneas de pensamiento del filósofo e introduciendo, a la vez, su propia visión del contenido de la obra de Lévinas.
«Cada vez que leo o releo a Emmanuel Lévinas quedo deslumbrado de gratitud y de admiración, deslumbrado por esa necesidadque no es una coacción sino una fuerza muy suave que obliga, y que obliga no ya a doblegar de otro modo el espacio del pensamiento en su respeto del otro, sino a llegar hasta esa otra curvatura heteronómica que nos remite a lo radicalmente otro (es decir, a la justicia) […]
»A través de alusiones discretas pero transparentes, Lévinas orienta nuestras miradas hacia eso que hoy está ocurriendo, tanto en Israel como en Europa o Francia, en África, en América o en Asia, desde la Primera Guerra Mundial al menos, desde aquello que Hannah Arendt llamó El declive del Estado-Nación: en cualquier lugar donde refugiados de toda especie, inmigrados con o sin ciudadanía, exiliados o desplazados, con o sin papeles, desde el corazón de la Europa nazi a la ex-Yugoslavia, desde el Medio Oriente a Ruanda, desde el Zaire hasta California, desde la iglesia de San Bernardo al distrito XIII de París, camboyanos, armenios, palestinos, argelinos y tantos y tantos otros, reclaman una mutación del espacio socio y geopolítico, una mutación jurídico-política pero, antes que nada, si este límite conserva aún supertinencia, una conversión ética.»