Desde que el hombre adquirió la capacidad de ser consciente, ha venido descubriendo el funcionamiento de las cosas a través del único método posible: la prueba, siendo los resultados el acierto y el error. Sin embargo, si bien el acierto es bien recibido por todos, no sucede lo mismo con el error. El error se rechaza, se oculta y supone un estigma para el que lo comete. A nadie le gusta cometer errores y este hecho ha dado lugar a lo que he venido a llamar «la Cultura del Error», cultura totalmente establecida en el ámbito social y empresarial, donde supone un alto coste para todas las empresas debido a que un error que se esconde no se soluciona, permitiendo que el mismo se vuelva a repetir, especialmente en aquellas empresas donde el error se persigue implacablemente, provocando además un alto nivel de estrés en las personas. Cometer un error genera una tensión semejante a una amenaza. Esto se debe a la articulación del miedo a no ser aceptado por el hecho de cometer errores. Articulación que se produce durante nuestra infancia y que contribuye poderosamente a estructurar nuestra personalidad, siendo la autoexigencia uno de los elementos resultantes más influyentes.
Posteriormente, durante nuestra vida adulta, este miedo se activa frente al error, produciendo comportamientos conflictivos que generan desconfianza entre las personas. De esta manera y por la acción de nuestra personalidad, todos nos convertimos en portadores de los elementos que producen desmotivación en la empresa, desmotivando a unos y siendo desmotivados por otros. Una vez que el entorno empresarial no es de suficiente confianza, la comunicación entre las personas se resiente, lo que da lugar a una cooperación deficitaria que se traduce en pérdida de eficiencia, desmotivación, absentismo, alta rotación de personal y pérdida de talento. Sin embargo, la Cultura del Error puede ser transformada en una Cultura de la Solución, donde el error se transcienda en un entorno de confianza donde sea posible la comunicación y la cooperación entre las personas. Instaurar una Cultura de la Solución supone cambiar la persecución del error, por la persecución de la falta de soluciones a los problemas, lo que requiere trabajar siempre con equipos liderados y altamente motivados.
El éxito sostenible a través del error describe la raíz del problema de la cooperación y el proceso de desarrollo de una metacapacidad capaz de conseguir la sustitución de la Cultura del Error por una Cultura de la Solución.