Martha C. Nussbaum, reconocida por su elocuencia y clara visión moral, muestra cómo el abuso y el acoso sexual derivan del uso de las personas como cosas en beneficio propio; al igual que otras formas de explotación, están arraigadas en el desagradable sentimiento de orgullo. Así, la autora denuncia la existencia de tres «Ciudadelas de la soberbia» desde cuya cúspide los hombres todavía acaparan todo el poder: el poder judicial, las artes y los deportes.
En Ciudadelas de la soberbia, Nussbaum analiza cómo dicho orgullo perpetúa el abuso sexual sistémico, el narcisismo y la masculinidad tóxica. El coraje de muchos ha provocado algunas reformas, pero la justicia sigue siendo esquiva, pervertida a veces por el dinero, el poder o la inercia; y también por un deseo colectivo de venganza.
Al analizar los efectos de la ley y las políticas públicas en la definición de violencia sexual, Nussbaum aclara cómo las brechas en las leyes permiten, en muchas ocasiones, que esta violencia prolifere y de qué manera dichas fisuras deben complementarse con una comprensión de las emociones distorsionadas que generan el abuso; y por qué la ira y la venganza rara vez logran un cambio duradero.
Ciudadelas de la soberbia ofrece una acusación condenatoria de la cultura del poder masculino que aísla a los abusadores poderosos de la responsabilidad. Sin embargo, Nussbaum ofrece un camino esperanzador a seguir, y visualiza un futuro en el que, a medida que las víctimas se movilizan para contar sus historias y las instituciones persiguen una reforma justa y matizada, podríamos reconocer plenamente la igual dignidad de todas las personas.