El Marqués de Sade (1740-1814), aristócrata con buena formación clásica, inició a temprana edad una larga carrera de desafueros que le depararon dilatadas estancias en prisión, donde escribió la mayor parte de su obra. Convertida durante décadas en caso para la patología sexual, saludada por los surrealistas y rescatada definitivamente por la crítica moderna, el lector de hoy se encuentra ante una obra inserta en las tradiciones de su época, exasperada y moralizante, pero con una construcción rigurosa y claros valores literarios.
</p>