Este libro pretende ayudar a los padres de familia, especialmente a aquellos que tienen hijos adolescentes y jóvenes, a reflexionar sobre cómo mantener la familia unida y, a su vez, dejar vivir. Es decir, respetar la autonomía de cada miembro. Habla de la importancia de compartir valores y de cuándo conviene realizar actividades en común y cuándo conviene dejar a cada uno actuar «a su aire».
Propone soluciones prácticas a los problemas que surjan, comenzando por la unidad y la autonomía en el matrimonio, para luego tratar las relaciones con los hijos.
El autor destaca tres virtudes que pueden ayudar mucho a las familias: la prudencia, con el fin de determinar quién debe tomar cada decisión y cómo, para acertar, la paciencia, para respetar la manera de ser de cada uno, superar las dificultades de la convivencia y esperar la llegada de los momentos buenos, y la generosidad con el fin de atender las necesidades de los demás ayudándoles a mejorar como personas.