Pretendida libertad. El universo pasional con Baruch de Spinoza
¿A qué nos estamos refiriendo cuando utilizamos la expresión pasiones humanas? Y si hablamos de la naturaleza del deseo, o de la alegría, tristeza, imaginación, conocimiento, opinión, razón, servidumbre, dominio, derecho, determinación, voluntad, libertad… ¿Podemos afirmar, con razonamiento cierto, que nuestras adquiridas convicciones referidas a estos conceptos y nociones son claras y distintas? Se cumplen ahora tres siglos y medio desde que un judío amstelodamo, Baruch de Spinoza, se hiciera esas mismas preguntas y advirtiera que «hemos de tener cuidado en no admitir como verdadero algo que solo es verosímil; pues, una vez admitida una sola falsedad, se siguen de ella una infinitud».
En sus escrituras, Spinoza nos ofrece un análisis del universo potencial de las pasiones mediante un pensamiento liberador y, en consecuencia, antiutópico, esto es, un pensamiento que se esfuerza por conocer sus determinaciones materiales: un modo de existir en una forma de vivir en la finitud y precariedad de las cosas determinadas, como es el caso de los humanos. Y nos hace visible la concepción de la vida de cada cosa en la naturaleza —la cual se constituye, permanentemente, en medio de una infinita red causal de determinaciones afectivas («Dios [la Substancia única] es causa inmanente, pero no transitiva, de todas las cosas»)—: afectando y siendo afectado, dentro del campo de fuerzas que las potencias individuales componen; afectando y siendo afectado, en el modo extensivo de los cuerpos y en el modo de pensar de las mentes. «Eso hace de Spinoza —escribe Gabriel Albiac— el primero en pensar una libertad que no «pretenda» asentarse sobre el tan movedizo suelo del «arbitrio», que solo en el conocimiento pueda reconocer su reino propio. Ser libre dice solo, en Spinoza, no ser ignorante».
En estas páginas se ofrece al lector, mediante una visión agrupada en relato continuo y a la vez sistemática y acompasada, el resultado de la lectura, reunión y composición del extraordinario legado acerca de la naturaleza y efectos de las pasiones y conflictos humanos que en toda su obra da a conocer Bamch de Spinoza, «el filósofo de los filósofos» —como gustaba decir Gilíes Deleuze—, el judío sefardí descendiente de españoles que hablaba en castellano.