«Resulta tentador buscar paralelismos entre aquellos años convulsos y los nuestros. Hoy, como entonces, vivimos en tiempos de cambio en el sistema de partidos en España. Y por esa razón, hoy, como entonces, la institución parlamentaria, sometida en los últimos tiempos a toda suerte de descalificaciones, ha cobrado un protagonismo esencial, sometido también a toda clase de pronósticos. De ahí que consideremos absolutamente oportuno ahondar en las raíces del parlamentarismo español contemporáneo.»
Mercedes Cabrera
La Monarquía de la Restauración y su larga experiencia constitucional y parlamentaria pasaron a la historia sepultadas por el peso de la denuncia regeneracionista de ser aquel un régimen de oligarquía y caciquismo. Las Cortes, en absoluto representativas, ineficaces tanto en su tarea legislativa como en la fiscalizadora, habrían ocupado un espacio político secundario y carente de interés.
Sin embargo, un análisis de lo que el Parlamento representaba, de las relaciones entre la mayoría y las minorías, de lo que ocurría en el hemiciclo y en los pasillos, de las reformas introducidas en el reglamento para tratar de paliar los efectos de una creciente fragmentación en el sistema de partidos, del fuego cruzado a que se vio sometido por los viejos y nuevos abanderados de la cultura antiparlamentaria, obliga a reconsiderar muchos de los tópicos acuñados y a mirar con otros ojos la crisis del régimen, un periodo con fuertes resonancias con la actualidad.