Resulta sorprendente la cantidad de neologismos y sinsentidos que cualquier ciudadano puede encontrar cuando lee los periódicos, ve el telediario, escucha la radio o conversa con amigos. Hasta los diccionarios parecen entrar en crisis. En el siglo XXI, las viejas palabras van perdiendo su significado mientras otras surgen, fruto de una nueva realidad.
Cristovam Buarque, uno de los intelectuales más inquietos y creativos de América Latina, advierte que se está generando «un «mundo feliz» todavía más perverso que el ideado por la imaginación de Huxley». Este diccionario ofrece una visión única del lenguaje del nuevo siglo. Introduce conceptos como globocausto, modernómadas y malmigrantes, y reinterpreta bajo una nueva luz palabras aparentemente familiares como proteccionismo, pobre, crisis e izquierda.
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