En Ni filoneÃsmo ni misoneÃsmo, Gabriel Guillén Kalle se sumerge en el universo Carl Schmitt desde distintos ángulos; ni amor a lo novedoso ni aversión a lo venidero; se trata de un análisis intelectual para cualquier periodo histórico y, sobre todo, en tiempos de incertidumbre como los que atravesó el maestro de Plettenberg. Lo pasado, realismo polÃtico, puede resplandecer en cualquier momento, pero, a su vez lo moderno nos ofrece nuevas posibilidades de poner a prueba su elástico y lÃmite concepto de lo polÃtico.
Guillén Kalle explana nuevas vÃas metodológicas para acercarse a la obra schmittiana. Desde el primer ensayo en el que el autor nos muestra a un Schmitt ansioso de modernidad, parangonándose al genial maestro cubista, Juan Gris y le observaba con deleite, tanto es asà que solo concebÃa un retrato suyo de manos de tales pinceles. Otro estudio se refiere a dos filósofos que Schmitt trató de superar. Uno Hegel, que a su entender se le saca provecho en el Este y Alemania pierde sus jugos para un desarrollo armónico del Estado; y Stahl, que con su filosofÃa polÃtica autoritaria abre cauces a la libertad de pensamiento que Schmitt trató a toda costa de evitar utilizando la categorÃa de pecado, asà como la de angustia procedentes de Kierkegaard. Dos estudios, podrÃa decirse, son gemelos y se refiere, uno al concepto de lo polÃtico y el otro, a los órdenes concretos, todo ello pasado por la criba de la doctrina patria. El más extenso se refiere al dualismo soldado y burgués que da lugar a dos modos de pensar y dos Estados. Se trata de una lucha de valores que resultaba crucial al constituirse el II Reich. El Estado de Derecho a juicio de Schmitt era producto de valores occidentales, que conducen al dominio del ciudadano a través del Derecho Presupuestario que supone una claudicación de los valores germánicos procedentes del Derecho Germánico de la Edad Media; por ello pide que se libere la segunda parte de la Constitución de Weimar que contenÃa la parte sustancial y vigorosa.