Los chicos malos se han salido con la suya. Al menos de momento.
A finales de 2012 siguen sin presentarse cargos penales contra ningún alto directivo financiero en relación con la crisis financiera que estalló en Estados Unidos y que se contagió rápidamente por todo el mundo. Tampoco ha habido ningún intento serio por parte del gobierno federal estadounidense de recurrir a procedimientos civiles, embargos u órdenes de restricción para imponer multas o compensaciones a los responsables de hundir la economía mundial en una recesión.
Esta es la conclusión con la que el oscarizado director de cine Charles Ferguson comienza su libro Inside Job. Partiendo del documental por el que ganó un Oscar en 2011, Ferguson repasa uno por uno a los culpables de esta crisis centrando su foco en el mercado estadounidense. Y es que, tal y como se muestra en este libro, no faltan pruebas de la existencia de comportamientos penalmente perseguibles. De hecho, desde el estreno de su documental ha salido a la luz mucho material nuevo que pone claramente de manifiesto que muchos banqueros, incluidos algunos altos directivos, sabían exactamente lo que ocurría y que sus actividades eran altamente fraudulentas.
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