La Gran Vía es New York
es un fresco literario a través del tiempo de esta arteria madrileña. Un entramado de escenas, aparentemente sin conexión pero perfectamente interrelacionadas por distintos personajes, con un hilo conductor espacio-temporal que las une, la Gran Vía.
Con un magistral dominio de la tensión narrativa y una prosa rica y concisa, de la mano del autor nos asomamos a mil y una historias, a caballo entre la realidad y la ficción como es norma en la obra de Guerra Garrido, que han transcurrido en sus lonjas más reputadas: desde el Museo Chicote al oratorio del Caballero de Gracia, desde la Casa del Libro a sus cines de estreno, desde el billar de la Gran Peña al Casino Militar, desde la antigua Asociación de la Prensa a los locales de alterne, desde el Ave Fénix que la preside majestuoso a los lugares de comida rápida.
Nos paseamos con personajes como el pintor Antonio López y el fotógrafo Alfonso, que la inmortalizaron en distintos momentos, asistimos a las vicisitudes de un Arturo Barea en una Gran Vía bombardeada durante la Guerra Civil, nos sobrecogemos con la faena del matador Fortuna que lidió un toro huido de la plaza de Vista Alegre, paladeamos el glamour de Ava Gardner y Samuel Bronston en tiempos poco glamourosos, sonreímos con los apuros de la revista La Codorniz en una época poco dada al humor.
Cuando se cumple el primer centenario de la mítica arteria madrileña, en esta nueva edición ilustrada, Raúl Guerra Garrido nos lleva a pie de calle para mezclarnos con prostitutas, siniestros, punquies y demás tribus urbanas, gente anónima que vive, ama y muere en sus aceras las veinticuatro horas del día, formando un mosaico que pudo llevar a Ilya Erhenburg a decir que La Gran Vía es New York.
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