Descripción
En 1913, Miguel de Unamuno (1864-1936) recogió en
EL ESPEJO DE LA MUERTE veintiséis relatos que había publicado, desde 1888, en diferentes periódicos y revistas. Todos ellos ofrecen claves importantes, que a veces nos niega en sus obras largas, para profundizar en su universo literario y filosófico, así como en su pensamiento. Muestra asimismo de su mejor prosa, en estas páginas podemos reconocer los rasgos más característicos del autor: la concisión del estilo, la eterna preocupación por la naturaleza del hombre y sus contradicciones, el atento oído al habla popular, el dolor ibérico, la soledad, los desdoblamientos de la personalidad, la locura, y la reflexión sobre la existencia humana en sus más distintas facetas y manifestaciones, desde la relación entre el hombre y la mujer o la pugna entre razón y pasión, hasta la sátira de la sociedad y sus gobernantes.
Unamuno, Miguel de:
Miguel de Unamuno (Bilbao, 1864 – Salamanca, 1936) fue un escritor, poeta, filósofo y uno de los principales exponentes de la Generación del 98. Estudió filosofía y letras en la Universidad de Madrid y se doctoró con la tesis Crítica del problema sobre el origen y prehistoria de la raza vasca. Poco después accedió a la cátedra de lengua y literatura griega en la Universidad de Salamanca, en la que desde 1901 fue rector y catedrático de historia de la lengua castellana. Inicialmente sus preocupaciones intelectuales se centraron en la ética y los móviles de su fe. Desde el principio trató de articular su pensamiento sobre la base de la dialéctica hegeliana, y más tarde acabó buscando en las dispares intuiciones filosóficas de Herbert Spencer, Sören Kierkegaard, William James y Henri Bergson, entre otros, vías de salida a su crisis religiosa. Sin embargo, sus propias contradicciones personales y las paradojas que afloraban en su pensamiento le llevaron a recurrir a la literatura como alternativa. Entre su obra destaca Vida de don Quijote y Sancho (1905), Del sentimiento trágico de la vida en los hombres y en los pueblos (1913), Niebla (1914), Abel Sánchez (1917), La tía Tula (1921) y San Manuel Bueno, Mártir (1933). Considerado el escritor más culto de su generación, y calificado por Antonio Machado de «donquijotesco» a raíz de la estrecha relación entre su vida y obra, Miguel de Unamuno fue, sobre todo, un intelectual inconformista que hizo de la polémica una forma de búsqueda.