En 1913, Miguel de Unamuno (1864-1936) recogió en EL ESPEJO DE LA MUERTE veintiséis relatos que había publicado, desde 1888, en diferentes periódicos y revistas. Todos ellos ofrecen claves importantes, que a veces nos niega en sus obras largas, para profundizar en su universo literario y filosófico, así como en su pensamiento.
Muestra asimismo de su mejor prosa, en estas páginas podemos reconocer los rasgos más característicos del autor: la concisión del estilo, la eterna preocupación por la naturaleza del hombre y sus contradicciones, el atento oído al habla popular, el dolor ibérico, la soledad, los desdoblamientos de la personalidad, la locura, y la reflexión sobre la existencia humana en sus más distintas facetas y manifestaciones, desde la relación entre el hombre y la mujer o la pugna entre razón y pasión, hasta la sátira de la sociedad y sus gobernantes.
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