Diez años después de la caída del comunismo en Albania, y en el sombrío de la apartada aldea del norte del país, se desarrolla como un rayo de luz la relación amorosa entre un pintor decepcionado con la realidad que lo circunda y una joven que lo arrastra al (purgatorio) de la modernidad.
Mas éste es sólo el hilo conductor que revela al lector el brote de esperanza y calo que quiere iniciar una «primavera albanesa» helada como Frías flores de marzo por las herencias del pasad y que sirve, una vez más, sueño y realidad, mito y leyenda, pasado y presente se entremezclan de forma magistral.
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