Consejillo real
Dos días después de hacerse oficial en la corte la petición de matrimonio
de Don Alberto de la Bellota y Aguas Petas, IV marqués de Villano y señor de
Casas Bajas, etc., con doña Gerundiana García Ebria, duquesa de Cantalabia,
llegó al despacho del noble un anónimo que decía:
Póngase, marqués, al resguardo
de tanto cuerno perdido
no sea que entre caminos
se encuentre con unos forjados.
Desesperado el marqués ante tanta infamia y sin saber a quién acudir, puso en
conocimiento sus cuitas a su confesor, el dominico padre Gervasio de la
Corona, que, desde el primer momento, no tuvo dudas. El fraile y el noble
solicitaron audiencia al rey con la pretensión de formar un consejillo para
el estudio y normativa de la virtud y la decencia en las damas y princesas de
la corte.
La historia de El consejillo real, escrita en clave de humor, transcurre en plena
Edad Moderna, en tiempos del cuarto Felipe, y trata sobre esa magna reunión
de nobles, clérigos y barberos que debaten, de forma acalorada y con mayor
○ menor fortuna, la mejor manera de actuar para que las mujeres principales
de la corte lleguen íntegras e inmaculadas al matrimonio, y, de esta manera,
ser merecedoras del libellum castitatis.