La libertad huyendo del pueblo
En la Francia ocupada por los nazis, el Ministerio de Propaganda de Goebbels ha transmitido una sola e inflexible consigna: todo el mundo tiene que divertirse al máximo. Los cabarets deben estar siempre abiertos y los cines y teatros, ir de estreno en estreno. Música y espectáculos a todas horas. La idea está clara: el que se divierte, no se rebela. El que está de juerga, no se une a la Resistencia.
En esta tesitura, Pedro Ríos, afamado pintor español huido de la España de Franco —sin inconvenientes para vivir a cuerpo de rey en la París ocupada por los nazis—, se asocia con el funcionario alemán Hausmann para saquear los fondos pictóricos de Francia, almacenados en lujosos castillos diseminados por toda la nación. En el transcurso de esta trama, Ríos entrará en contacto con oficiales nazis y miembros de la Resistencia, presenciará atentados, sufrirá secuestros y experimentará romances. Los cuadros —auténticos o no— pasarán por toda clase de peripecias hasta llegar a nuestros días, en los que, si bien las reglas del juego son diferentes, la naturaleza humana continúa inalterable.
La libertad huyendo del pueblo es una obra escrita en tono de humor, bien documentada a través de periódicos de la época y entrevistas a los protagonistas de aquellos tiempos: españoles exiliados, ciudadanos franceses y soldados alemanes que, con los años, aprendieron a encogerse de hombros ante lo mejor y lo peor del ser humano.