Acercarse a las nociones de ‘justicia’ y ‘derecho’ en los Padres de la Iglesia es hoy una tarea plagada de peligros. No sólo nos enfrentamos con una concepción del mundo y del hombre, la patrística, de neto talante cristiano y antiguo, muy alejada de nuestras coordenadas modernas del pensar; sino que, además, aquél que espere encontrar en los autores cristianos antiguos algo parecido a una síntesis o a un sistema completo y cerrado sobre estas nociones, puede llevarse una desagradable sorpresa. Por un lado, no disponemos todavía de un mínimo de monografías sobre este tema en los Padres de la Iglesia. Los manuales de historia del derecho y los diccionarios al uso acostumbran a conformarse con una mirada clásica a Agustín, prescindiendo de sus antecesores y de sus continuadores, si no es para prologar (Ireneo y Ambrosio) o confirmar (Isidoro y Anselmo) lo atribuido al obispo de Hipona; para saltar enseguida hasta Gregorio VII –en el mejor de los casos– y Tomás de Aquino. Pero, por otro lado –y ésta es la principal dificultad–, los Padres no pretenden tanto alcanzar una síntesis sobre estas nociones como expresar las paradojas de que son portadoras.
(De la Introducción)