Crítica del dogmatismo y de la moral cristiana a cargo de Friedrich Nietzsche
El presente libro ha procurado recoger los puntos esenciales del pensamiento crítico impulsado hasta los extremos que nos legara Friedrich Nietzsche, del que atrae —de manera especial— el viraje desenmascarador de la modernidad filosófica. La reflexividad de su prosa así como su estilo suave y penetrante, le permitieron profundizar en todo lo debilitador de la vida, lo degenerante, vale decir, aquello que ha terminado convirtiendo al hombre en un individuo subyugado, resentido y enfermo; características que —inexorablemente— separan a los seres humanos de lo que pueden llegar ser.
La «facticidad activa auténtica», contrariamente, se revela como algo señorial, dominante y vital. Tal pensamiento, cuyo objetivo es focalizado hacia la demolición de los ídolos imperantes, opera a partir de un estudio genealógico-crítico del saber y del bien, de la verdad y de la virtud, para culminar —en sus estadios iniciales— con la «muerte de Dios de la que nadie se dio cuenta». Afirmación referida al Dios Único de Israel, el creador del cielo y la tierra a partir de la nada, y quien introdujera la sacralización de una moral condicionante de la evolución histórica occidental.
Su reflexiones sobre la inversión de los valores supremos dominantes y la génesis de un individuo nuevo pensado en ausencia de los códigos convencionales, permiten diagnosticar las causas debilitadoras de la singularidad del hombre moderno: un «último hombre» culturalmente anémico, desorientado respecto a su herencia histórica y absorbido por una desbocada «industria cosificante». El nuevo Übermensch propuesto en sustitución, constituye el arquetipo ideal de la voluntad de poder–voluntad de voluntad y destaca por su capacidad artística transformadora–creativa —paradójicamente culminante en el eterno retorno de lo mismo—; aquel ser temperamentalmente bueno capaz de ir más allá y de cruzar el desierto del nihilismo.