Llamadme Poncio Pilato Prefecto de Judea
Este relato no está dividido en partes, porque las actividades humanas ejercen una influencia entre ellas que las hacen interdependientes.
Por ello hemos de ir mezclando conceptos propios y ajenos, avatares de la vida y personajes que fueron.
Además, esta relación de interdependencia puede parecer una mezcla confusa para el lector; pero le puedo anticipar que, a medida que avance en la lectura, lo aparentemente desordenado coincidirá en el final, en la relación de las miserias humanas caracterizadas por “la enfermedad, la duda y la muerte.”
Pregunto al Oráculo: ¿Qué debo hacer? Y él me contesta: ¡Estar!
AVELINO GARCÍA BERMEJO (Villanueva de Gómez (Ávila) 6 de diciembre de 1919, + Alicante 8 de agosto de 1990).
Superando, sin quererlo, una vida de aventuras digna de su propia novela; la muerte de su madre al nacer le marcará para siempre.
En 1936 con 16 años acaba el Bachillerato, según se alista voluntario al servicio militar se desencadena la fraticida Guerra Civil que lo pone en primera línea. Más tarde embarcado como piloto de la marina mercante le toca vivir la Segunda Guerra Mundial.
Ejerce como médico, y tras su paso por Santo Domingo de Silos, donde adquirió una gran amistad con los frailes benedictinos, comparte su gusto por la música clásica.
Todas estas experiencias quedan reflejadas en su obra escultórica, siendo la figura materna su eje principal.
El autor es un hombre bueno, del Renacimiento, autodidacta, un humanista culto y discreto, que abarca muchos campos del arte y del pensamiento, dejando una huella imborrable en todos los que le conocimos.